La Perca de Río (Perca fluviatilis) es una especie muy abundante en gran parte de Europa y que sorprende por su adaptación y desarrollo. Sus características deportivas están provocando que muchos aficionados se sientan atraídos por su pesca de la misma forma que hace décadas lo hicieron por el black bass. Se puede decir que la perca es uno de los peces del momento.
Todos los pescadores hemos visto cómo la perca, además de adaptarse a nuevos ecosistemas, está dando lugar a nuevos récords personales cada nueva temporada de manera espectacular. Lo que no sabíamos hasta ahora eran las sorprendente respuesta de este pez frente a la exposición a ciertos medicamentos que se encuentra en su entorno.
El estudio
En este respecto, un reciente estudio de investigadores de la Universidad de Umea (Suecia) demuestra que los antidepresivos disueltos en el agua, fruto del consumo humano, mejoran el estado general de las percas. No solo eso, si no que las expuestas a estos medicamentos, tienen más actividad depredadora, comen más, desarrollan una mayor actividad física y se mueven mucho más, explorando áreas más lejanas.
Por si eso fuera poco, los alevines de las percas mostraban una supervivencia mayor, el doble que aquellos en ambientes no expuestos a antidepresivos. Al parecer, estos medicamentos también reducen el nivel de estrés en los peces, lo que resulta en las mejoras descritas.
Estos resultados sorprendieron a los investigadores, que lo que realmente buscaban era medir el impacto ambiental perjudicial de las medicinas en el medio, y se han encontrado con un curioso beneficio: la potenciación de algunas características de las percas que aumentan su supervivencia.
Se abre el debate...
Resulta cuando menos paradójico que un subproducto fruto de uno de los males de nuestro tiempo, la ansiedad y la depresión, pueda estar creando superpeces. La pregunta que surge ahora es... ¿qué otras consecuencias inesperadas puede conllevar la exposición a residuos de otros muchos medicamentos?
El estudio da pie a que se abra el debate sobre si los test que se hacen en los medicamentos no solo deben concernir a la toxicidad en humanos, si no que quizás deberían evaluarse las consecuencias secundarias en otras especies de nuestro entorno.